lunes, 15 de mayo de 2017


No me interesa lo que haces para ganarte la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar en satisfacer el deseo de tu corazón. No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer como un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo. No me interesa cuáles planetas están en armonía con tu luna. Quiero saber si has tocado el centro de tu pesadumbre, si las traiciones de la vida te han abierto los ojos, o si te has marchitado. Quiero saber si puedes sentarte con el dolor, el mío o el tuyo, sin intentar esconderlo, desvanecerlo o buscar arreglarlo. Quiero saber si puedes estar con la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con locura. No me interesa si la historia que me cuentas es verdadera. Quiero saber si decepcionas a otros para serte fiel a ti mismo, si puedes soportar la acusación sin traicionar a tu propia alma. Quiero saber si puedes ver la belleza, aún cuando no sea bella todos los días, y si puedes hacer que tu propia vida surja desde su presencia. Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena: “¡Sí!” No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de pesar y desesperación, cansado y golpeado hasta los huesos. Quiero saber si te pararás en el centro del fuego conmigo sin rehuir. No me interesa si has estudiado, o en dónde o con quién. Quiero saber lo que te sostiene, desde tu interior, cuando todo lo demás se derrumba. Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si disfrutas de tu propia compañía en los momentos más vacíos.

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